Desde marzo de 2020, la URJC decidió ofrecer atención psicológica a todos aquellos que lo necesitasen a través de un número de teléfono o un correo electrónico. Esto ha servido para potenciar la existencia tanto de este servicio que proporciona la universidad como el tratamiento que puede ofrecer un dentista o un fisioterapeuta. Sin embargo, al ser una atención de pago provoca que muchos estudiantes no puedan permitirse este servicio aunque la clínica esté adscrita a una universidad pública. La falta de conocimiento del centro de psicología, por parte del personal de la universidad, tanto por los profesores como alumnos y alumnas, hace que no tenga la importancia ni trascendencia que debería tener.
¿Pero es la salud mental en la educación algo que de verdad preocupe o importe a los de arriba?
Por mucho que sea un tema latente en las aulas y, tras la pandemia más aún, si no se le busca una solución es difícil que se encuentre una.
Además, se ha habilitado un teléfono de ayuda a la salud mental enfocado a la infancia gracias a consejos locales y colectivos de adolescentes.La vía por la que se ayudará a estos jóvenes será con un servicio de Whatsapp, una de las mejores opciones para la sociedad rápido-digital en la que vivimos. Será un método efectivo ya que la mayoría de personas usamos esta red social día a día.
El tema de la salud mental siempre ha estado presente en nuestra vidas, en las de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, aunque no siempre se ha visto de la misma forma. ¿Si no, por qué razón se le llamaba ‘loquero’ al psicólogo?. Por suerte, la sociedad ha evolucionado y lo que anteriormente era considerado como una enfermedad (como la homosexualidad, por ejempo) ahora se ha normalizado, y de igual forma ocurre con la salud mental, cada vez es más común que tanto jóvenes como mayores acudan a terapia sin la necesidad de estar mal, crear espacios para abrirse e incluso llevarlo al congreso.
Aunque todo esto sea considerado un ‘bien de lujo’ debido a los altos precios de las terapias, el retraso y la dificultad de la atención en la sanidad pública, la psicología ha venido para quedarse, y sobre todo para hacerle frente al tabú que incluso a día de hoy es decir: ‘voy al psicólogo/a’.