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El silencio que no deja hablar

Editorial
Educación y Ciencia
Clases vacías / Fuente: Pexels
Si algo hay que agradecerle a la pandemia, es la visibilización y la importancia de la salud mental. Ya no solo en el ámbito general sino también en el ámbito académico. Fueron muchos los estudiantes que durante la cuarentena se dieron cuenta de que necesitaban ayuda psicológica: Convivir con uno mismo entre cuatro paredes, el estrés de adaptarse a un nuevo sistema educativo online y el bajo nivel de socialización han sido los detonantes para que los alumnos decidieran cuidarse por dentro tanto cómo lo hacían por fuera.

joven asistiendo a una consulta con una psicóloga / Fuente: Pexels

Asistencia psicológica 

Desde marzo de 2020, la URJC decidió ofrecer atención psicológica a todos aquellos que lo necesitasen a través de un número de teléfono o un correo electrónico. Esto ha servido para potenciar la existencia tanto de este servicio que proporciona la universidad como el tratamiento que puede ofrecer un dentista o un fisioterapeuta. Sin embargo, al ser una atención de pago provoca que muchos estudiantes no puedan permitirse este servicio aunque la clínica esté adscrita a una universidad pública. La falta de conocimiento del centro de psicología, por parte del personal de la universidad, tanto por los profesores como alumnos y alumnas, hace que no tenga la importancia ni trascendencia que debería tener. 

 
Según una encuesta del servicio psicológico de la Universidad de Murcia un 33% de los estudiantes señalaban sufrir altos niveles graves de depresión, ansiedad e inclusotener una actitud hostil. Por ello es necesario contar con centros psicológicos en las universidades para poder ayudarles sin que les suponga un gasto económico extra en sus vidas.
El director del SEPA, José Antonio Ruíz Hernández, afirmó que: ‘Muchos estudiantes llegan a la etapa adulta sin tener herramientas psicológicas’.
 
Afortunadamente, existen centros en los que a día de hoy esta ayuda ya ha llegado, es el caso de los colegios cántabros, que han destinado específicamente dos aulas para ayudar a aquellos alumnos que tengan entre 6 y 16 años con problemas de salud mental.
 
 

¿Pero es la salud mental en la educación algo que de verdad preocupe o importe a los de arriba?

 

Por mucho que sea un tema latente en las aulas y, tras la pandemia más aún, si no se le busca una solución es difícil que se encuentre una. 

 

Además, se ha habilitado un teléfono de ayuda a la salud mental enfocado a la infancia gracias a consejos locales y colectivos de adolescentes.La vía por la que se ayudará a estos jóvenes será con un  servicio de Whatsapp, una de las mejores opciones para la sociedad rápido-digital en la que vivimos. Será un método efectivo ya que la mayoría de personas usamos esta red social día a día.

 

 

Hacerle frente al tabú

 

El tema de la salud mental siempre ha estado presente en nuestra vidas, en las de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, aunque no siempre se ha visto de la misma forma. ¿Si no, por qué razón se le llamaba ‘loquero’ al psicólogo?. Por suerte, la sociedad ha evolucionado y lo que anteriormente era considerado como una enfermedad (como la homosexualidad, por ejempo) ahora se ha normalizado, y de igual forma ocurre con la salud mental, cada vez es más común que tanto jóvenes como mayores acudan a terapia sin la necesidad de estar mal, crear espacios para abrirse e incluso llevarlo al congreso.

 

Aunque todo esto sea considerado un ‘bien de lujo’ debido a los altos precios de las terapias, el retraso y la dificultad de la atención en la sanidad pública, la psicología ha venido para quedarse, y sobre todo para hacerle frente al tabú que incluso a día de hoy es decir: ‘voy al psicólogo/a’. 

 
 
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