A menudo los vemos en el metro, en cualquier callejuela… conviven entre aglomeraciones para ganarse un dinero o darse a conocer a la gente. No lo percibimos, pero su esfuerzo es titánico. Desafían las duras inclemencias del tiempo para no cesar en su loable intento de agradar y regalar los oídos de pasajeros y viandantes.