Es la hora del directo, del aquí y ahora, sin filtros. La era de la información, de las redes sociales, de internet y de los nuevos medios digitales. Pero también es la era de la crisis de los medios tradicionales, del papel, de los despidos y cierres de cadenas o emisoras. La era de la desinformación. Y de esto último, tienen mucha culpa los grandes grupos de comunicación que han dejado su deuda al vaivén de potentes bancos y empresas, que poco tienen que ver con el fin de los medios: informar.