La cantautora Amanda Gálvez lo tiene claro: “cuando uno se sube a un escenario se siente desnudo y es algo humano y precioso”. Por eso, esta joven madrileña lleva formándose desde los doce años, cuando comenzó a dar clases de piano y solfeo. Después, con tan solo dieciséis, empezó a componer sus propios temas y nunca ha dejado de trabajar en la industria musical hasta la actualidad.