Según la mitología griega, Zeus, durante su victoriosa guerra contra los gigantes, fulmina al terrible Tifeo. Pero en vez de anular para siempre su terrible fuerza, lo sepulta bajo la imponente mole del Etna. El monstruo, devorado por la ira, escupe torrentes de fuego que, arrasando cuanto encuentra en su camino, acaban precipitándose en el mar. Por su parte, Hefesto (Vulcano para los romanos), dios del fuego y herrero de los dioses, instala su fragua en las entrañas de la montaña y con la ayuda de los cíclopes, bate el hierro infatigablemente”