En 1987, científicos japoneses del Instituto de Investigación de Enfermedades Microbianas, estudiaban la secuencia de los aminoácidos de un grupo de enzimas de la bacteria Escherichia coli. Al final de la secuenciación de las enzimas de interés, encontraron un par de secuencias pequeñas que se repetían, pero “cuyo significado biológico es desconocido”.