La elaboración de los distintos materiales en beneficio del ser humano implica graves desastres medioambientales. Entonces, ¿quién debe tomar las medidas necesarias para la eficiencia respecto a la reutilización de los diversos productos? Las empresas deberían tener unas normas de reutilización para mejorar sus procesos productivos, y la ciudadanía es esencial que modifique sus hábitos de consumo para lograr un desarrollo sostenible.
Los datos que arrojó el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicado en 2019 mostraban el problema de la contaminación por plásticos, provocando un aumento debido a la pandemia. El incremento de desechos médicos tóxicos, dándose tanto en el ámbito sanitario como en el doméstico, además de los residuos generados en las residencias ha incrementado el uso del plástico este último año.
Tras los des-confinamientos a nivel mundial, la sociedad ha comenzado a utilizar mascarillas de plástico, encontradas posteriormente en playas. También ha aumentado el uso del plástico en los equipos de protección individual (EPI) del personal sanitario, guantes, batas impermeables, gafas, viseras, las pantallas protectoras faciales o en los geles hidroalcohólicos.
No podemos olvidar que, antes de la pandemia, el 2022 iba a ser el año en que estarían prohibidos en la Unión Europea: la mayoría de la población estaba concienciada con los problemas medioambientales que generaban los plásticos, pero la necesidad de evitar la preocupación ha hecho que este material se convierta en indispensable.
Es verdad que por motivos de higiene y salud no fue posible prohibir la utilización de plásticos de un solo uso durante la emergencia sanitaria. Pero es imprescindible evitar que, una vez la crisis finalizada, se produzca un problema ambiental mayor.
Es necesario el desarrollo de materiales biodegradables y reciclables, alternativos a los plásticos. Si se implantaran estas soluciones, el incremento actual de la utilización de material plástico no tendría un efecto tan negativo en el medio ambiente.
Coca-Cola ha reducido un 20% el uso de sus envases de plástico, sacando al mercado sus primeras botellas (rPET) de plástico 100% reciclado empleado para las botellas de Coca-Cola y Dasani (su línea de agua). Tras siete años de investigación, se prevé que Coca-cola junto a la empresa danesa Paboco (Paper Bottle Company), comience a testar su prototipo de botellas de papel en verano, que serán desarrolladas a partir de PEF, un polímero vegetal que se degrada naturalmente en un año.
Siguiendo la misma línea de reciclaje Ciudad de México prohíbe los tampones con aplicador de plástico. El objetivo de esta ley es apostar por opciones más sostenibles. Existen otras opciones para la salud íntima más económicas y respetuosas con el medio ambiente como las compresas lavables, la copa menstrual, tampones o toallas biodegradables, ropa íntima menstrual o esponjas marinas naturales.
Aunque puede parecer un tanto exagerado o una nimiedad, eliminar los tampones de plástico supondrá adaptarse a nuevas y tradicionales alternativas. Acción que marcará un cambio en nuestra salud y la de nuestro planeta, y que a largo plazo agradecerán nuestros bolsillos. Del mismo modo, también se debería invertir en empresas que opten por cuidar del medio ambiente.
Por estos motivos, cuando se lleven a cabo medidas administrativas para impedir que se respire aire contaminado, o cuando se sancione a empresas por vertidos ilegales, o cuando se obligue en los supermercados a abonar las bolsas de plástico, se debe meditar y preguntarse a quién favorece este tipo de medidas.