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Los biofertilizantes, ¿la solución para el futuro?

Reportaje
Indignados

Un aumento de la población humana con disponibilidad limitada de tierras agrícolas plantea una gran amenaza para la seguridad alimentaria. Las prácticas agrícolas actuales no podrían satisfacer la demanda actual sin la dependencia de fertilizantes químicos.

Alimentar a la población mundial no es la única preocupación; la tarea más importante y desafiante es producir este alimento de manera segura y sostenible (Ferrera Cerrato, Ronald et al. 2001). Teniendo en cuenta todos los efectos nocivos de los insumos químicos y la creciente preocupación pública al respecto, existe una necesidad urgente de desarrollar estrategias alternativas para la fertilización del suelo. Es aquí donde entran las alternativas orgánicas que, en general, están demostrando ser muy efectivas. 

Dentro de esta revolución orgánica, los biofertilizantes se sitúan como primera opción (Alarcón.Ferrera-Cerrato, 2000). Como su propio nombre indica, son productos hechos a base de organismos vivos (microorganismos; en especial bacterias y hongos) beneficiosos para el suelo y que viven asociados o en simbiosis con las plantas y ayudan de manera natural a su nutrición y crecimiento.

En el lado opuesto y más tradicional, se encontrarían los fertilizantes químicos inorgánicos. Estos abonos están elaborados de manera artificial, con macronutrientes esenciales para la tierra, como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, lo cual los hace potentes y de gran alcance. Aunque actualmente son ampliamente utilizados en el universo de la agricultura intensiva, no se pueden negar sus efectos nocivos sobre el medio ambiente y el bienestar humano. 

Su uso excesivo da como resultado la contaminación ambiental debido a la acumulación de varios compuestos tóxicos. A su vez, son los responsables del deterioro del suelo al reducir su capacidad de retención de agua, aumentar su salinidad y la disparidad de nutrientes del suelo (Yepis Vargas, Olga. 1999).

Limitaciones en el uso y aplicación de biofertilizantes

La aplicación exitosa de biofertilizantes requiere de conocimientos sobre los requerimientos nutricionales, ambientales e interacción de los microorganismos que contiene el biofertilizante con los organismos presentes en el suelo. La principal ventaja de la utilización de biofertilizantes se encuentra en el incremento de la vida útil del suelo manteniéndolo en condiciones de cultivo al producirse una menor degradación de este debido a la pérdida de nutrientes. Los ciclos biológicos de algunos biofertilizantes pueden llegar a reponer nutrientes.

Cabe destacar que los biofertilizantes son compuestos de rizobacterias, las cuales son PGPR (Plant Growth Promoting Rhizobacteria, o Rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal). Esto quiere decir que favorecen el crecimiento vegetal, así como la mejora del rendimiento de las plantas, colonizando su sistema radicular (Berendsen, Pieterse, Bakker, 2012).

Entre las principales desventajas de los biofertilizantes destaca el aumento del precio y la menor productividad a corto plazo. Sin embargo, a largo plazo aumentarían la productividad pudiendo llegar a compensar la elevada inversión económica llevada a cabo en un inicio. En el caso de algunos biofertilizantes, no pueden exponerse en tiempos prolongados al sol, necesitando en ocasiones más gastos en refrigeración para su almacenamiento. 

Adicionalmente, los biofertilizantes presentan un reducido contenido de nutrientes, teniendo que emplear elevadas cantidades y así cubrir la demanda nutritiva para un adecuado crecimiento del cultivo. Además, otro problema reside en que, en algunas regiones, la población es reacia a la utilización de estos biofertilizantes, pues presentan bacterias a las que asocian con la propagación de enfermedades en los humanos (Grageda-Cabrera et al. 2012)

 

Ventajas y desventajas de los biofertilizantes

Aunque es una realidad que los fertilizantes orgánicos tienen más ventajas que inconvenientes, no se deben obviar estos últimos para tomar la decisión correcta y así escoger el fertilizante que mejor se adapte a según qué necesidades, tanto del agricultor como a las de las plantas.  

Conclusión y perspectivas de futuro. 

De lo que no hay dudas, es que para mantener el estado de fertilidad del suelo y la productividad de los cultivos es imperativo adoptar estrategias alternativas como las que involucran el uso de rizobacteria promotora del crecimiento vegetal (PGPR), pues su papel multifacético hacia la sostenibilidad de la agricultura es innegable hoy en día. 

La aplicación de PGPR en diferentes condiciones agroclimáticas y en una amplia gama de cultivos ha mostrado una productividad mejorada que conduce a una menor dependencia global de agroquímicos dañinos que desestabilizan los ecosistemas agrarios (no sólo a las plantas y cultivos, sino a todo lo que le rodea, incluida nuestra salud). 

En la sociedad agraria actual afectada por continuos y rápidos cambios, tanto de las estructuras productivas como de las técnicas de producción, se debe hacer todo lo posible para difundir la conciencia sobre el uso de PGPR para restaurar la fertilidad, lograr la sostenibilidad y aumentar la producción de cultivos para satisfacer la creciente demanda.

Por estos motivos, no sería demasiado ambicioso decir que los biofertilizantes tienen el potencial de reemplazar completamente a los fertilizantes químicos en un futuro próximo.

 

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