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La variabilidad en la respuesta inmunitaria de la población mundial ante el coronavirus

Reportaje
Pandemia Internacional
El contagio del coronavirus entre personas se produce rápidamente mediante las gotículas que expulsa una persona infectada que se introducen en las células de un personas sana mediante las vías respiratorias, tal y como nos explica Daniel Cendrero, estudiante de Biología en la URJC, en el siguiente video.

 

INMUNIZACIÓN Y EFECTOS SECUNDARIOS

Aunque el plan de vacunación dio comienzo en nuestro país a principios de año, la alerta y el miedo que han provocado sus numerosos efectos secundarios está creando un retraso en la inmunización de grupo.

 

La mayoría de efectos secundarios producidos por la vacuna contra el COVID-19 son de carácter leve y de corta duración (entre 24 y 48 horas), aunque se han registrado algunas reacciones anafilácticas, es decir, reacciones alérgicas, repentinas y bastante  graves. 

 

Las mujeres embarazadas y aquellos que están contagiados con coronavirus en el momento de ponerse la inyección serán más propensos a presentar una peor respuesta a la vacuna. Esto también ocurre con las personas que tienen un sistema inmune débil, así como con las personas mayores, ya que habitualmente las personas de edad avanzada experimentan un deterioro de la respuesta inmune que es normal al envejecer (inmunosenescencia).                                                                                                                                      

                                                                                                                          Fotografía: freepik                                                               
Las reacciones son una respuesta inflamatoria a un antígeno y las personas mayores han estado en contacto con muchos. Además, tienen una memoria inmune más amplia, y eso también puede hacer que no se reaccione con tanta frecuencia como en los jóvenes. Los efectos adversos sistémicos como la fiebre, el dolor muscular o la fatiga se están manifestando con mayor frecuencia en personas jóvenes, lo cual no implica gravedad. 

 

Según un estudio realizado por el Centro de Control y Prevención de enfermedades de EE.UU 44 de los 47 sujetos que han tenido reacciones alérgicas con la vacuna de Pfizer son mujeres. Esto se debe a que el sistema inmunológico femenino produce más anticuerpos y desarrollan respuestas más consistentes provenientes de las células T, lo que hace que sea un sistema más reactivo que el de los hombres. Uno de los factores que más influyen en esto son las hormonas, ya que a diferencia de la testosterona en los hombres, que inhibe la producción de sustancias químicas inmunitarias (las citoquinas), los estrógenos en las mujeres son capaces de generar más anticuerpos.   

 

 

SEGURIDAD DE LAS VACUNAS 

Todas las vacunas que actualmente se encuentran en el mercado, han pasado un exhaustivo control de seguridad desde el primer día de desarrollo. En primer lugar, las vacunas son testadas en animales para estudiar la inmunidad contra el virus y las posibles reacciones que puedan provocar y después, comienzan los ensayos clínicos con humanos.  

 

  Fuente: Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar social

 

En comparación con otras, el ensayo clínico de las vacunas contra la COVID-19, cuentan con un número muy elevado de pacientes. La cifra asciende a 40.000 personas  de todas las edades con alguna enfermedad crónica o completamente sanos.   

 

Tras la aparición de pequeños coágulos de sangre en un pequeño grupo de personas, se ha puesto en entredicho la efectividad y seguridad de las vacunas, especialmente de la vacuna AstraZeneca. Varios países europeos, entre ellos, Alemania, Francia y España, suspendieron temporalmente el uso de esta vacuna a pesar de haber puesto ya la primera dosis en muchas personas. Pero el pasado 31 de marzo de 2021, tanto la OMS como la Agencia Europea del Medicamento aclararon que la vacuna de AstraZeneca era segura y volvieron a reanudar la repartición.  

Todas las vacunas que se encuentran aprobadas están diseñadas para ser administradas a personas mayores de 18 años (excepto la de Pfizer, que está recomendada para mayores de 16 años). Es importante dar prioridad a la población más vulnerable, los ancianos y las personas con una condición médica preexistente.Además, se deben pensar maneras de que los niños, en un momento más avanzado de este proceso de vacunación, obtengan sus dosis y así no puedan transmitir el virus a los adultos vulnerables. El año pasado, AstraZeneca junto a Pfizer, iniciaron las pruebas con jóvenes entre los 12 y 16 años, pero los resultados de este estudio todavía no han sido publicados. 

 

CONCLUSIÓN 

Las vacunas son la única vía actual para lograr la inmunidad de grupo, un valor que representa el porcentaje de población que ha de ser vacunada para erradicar, en este caso, la COVID-19. La rapidez juega un papel fundamental ya que si la vacunación se retrasa, aumenta la probabilidad de que surjan nuevas cepas y variantes más difíciles de combatir. Por ello, tal y como dice Daniel Cendrero basándose en los artículos: "Immune determinants of COVID-19 disease presentation and severity" y "Aging, Immunity, and COVID-19: How Age Influences the Host Immune Response to Coronavirus Infections?", es necesario  que la gente confíe en la seguridad y protección de dichas vacunas y dejar atrás los bulos que provocan el miedo a estas.   

 

                   

Fuente: elaboración propia

 

 

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