GlocalPressUrjc

Menú principal

Se encuentra usted aquí

La sombra de Chávez impide que salga el sol

Editorial
Pandemia Internacional

Y se fue Hugo Chávez. El omnipotente y casi inmortal presidente de Venezuela finalmente no ha podido ganar la batalla al cáncer tras una cuarta operación quirúrgica realizada el pasado 11 de diciembre de 2012 en La Habana. Una parada respiratoria no le ha permitido despedirse de su pueblo por última vez, gritando desde su palco: "Patria Socialista y Victoria. Viviremos y Venceremos". 

Tras la muerte de Hugo Chávez, el pueblo venezolano debe secarse las lágrimas, despojarse de sus camisetas rojas y tomar las riendas de su destino. Debe decidir si apuesta todas sus cartas por un nuevo sucesor chavista, o si por el contrario prefiere arriesgar la baraja por el comienzo de una nueva etapa alejada del chavismo de los últimos 13 años.

Todo ello debe decidirse de forma precipitada, en algo más de un mes, concretamente el 14 de abril. Fecha elegida para conocer al sucesor del líder más carismático que Venezuela conoció en toda su historia, la persona que se erigió no solo como el líder del pueblo venezolano sino también como el líder de Latinoamérica.

Chávez ha muerto pero su sombra permanece. Luchó en vida por su país. Hasta en sus momentos de flaqueza y dolor consiguió ser reelegido presidente y, tras su muerte, parece no querer soltar la mano del que ha sido su pueblo.

Su cuerpo embalsamado, al estilo de un rito faraónico pero vestido de verde militar, con la banda presidencial en el pecho y con su inconfundible boina roja de paracaidista, permanece expuesto a urna abierta en la Academia Militar de Caracas. Lugar hasta el que se están desplazando miles de seguidores venezolanos para decirle un hasta luego (y no un adiós definitivo) a un Hugo Chávez que no está dispuesto a desaparecer, que no quiere ser olvidado, y que desde el principio ha buscado ser tratado y seguido como un Dios y ahora desea que sus fieles le rindan culto eterno.

Y es que este fenómeno político ha sabido manipular a su antojo al pueblo venezolano y antes de su muerte, parece haber dejado escrita la estrategia a seguir para que su partido se proclame vencedor de estas nuevas elecciones, pues sabe de sobra que a su nuevo candidato le falta carisma, que acepta el poder porque él se lo pidió y no porque esté preparado moralmente para asumir el cargo.

Así, la campaña electoral está marcada por una indiscreta propaganda sentimental entorno a las enormes colas que rodean el “templo” castrense, lugar donde se exalta al candidato comunista, Nicolás Maduro, a través de gritos y pancartas de apoyo.

Un mes es poco tiempo para que las emociones se disipen, el duelo y los actos de recuerdo al fallecido mandatario se olviden, el 57% de votos conseguidos en las últimas elecciones de octubre se diluya sin más, y el pueblo olvide a un caudillo que no permite que dejen de llorarle. Pero un joven Henrique Capriles tiene que luchar por un cambio, poner fin a la Revolución Bolivariana, pues su país necesita olvidar al líder revolucionario y reconstruir su futuro.

Quizá sea pronto y estas elecciones no estén preparadas para romper con una tradición de 13 años. Pero lo que está claro es que más tarde o más temprano, sin la figura física de Hugo Chávez, se acabará definitivamente el “chavismo”.

Lo que nos queda por saber ahora es si Venezuela aceptará comenzar una etapa de “madurismo” bajo el mandato del sucesor del partido comunista, o apostará por el giro al centro que propone su rival Henrique Capriles. El futuro es incierto y solo los venezolanos tienen en sus manos, por primera vez en mucho tiempo, la libertad de elegir su futuro.

Desarrollo en Drupal por Suomitech