Al producir energía nuclear, muchos residuos consiguen llegar al suelo, por tanto, la tierra queda contaminada. El uranio es soluble en los líquidos y gracias a esta propiedad las plantas pueden absorber el agua y crear frutas intoxicadas y con radiactividad. A partir de ahí, el uranio pasa de especie a especie siguiendo el ciclo de la vida.
Por ejemplo, si un pájaro se come una planta con uranio, pasará a estar envenenado y si a ese pájaro se lo come un águila, también se envenenará. Esto también puede afectar a los humanos si consumen esos seres vivos.
Consumir uranio puede provocar deformaciones o enfermedades como el cáncer. Existen muchas fórmulas para eliminar el uranio del ecosistema, pero ninguna tan poco agresiva como las bacterias. Estos microorganismos consiguen eliminar el uranio de manera natural y sin que sea contaminante para el medio ambiente.