Todo comenzó el domingo 15 de mayo de 2011, cuando un grupo de jóvenes quedaron en un conocido bar de Madrid para organizar una manifestación en contra de la ‘’falsa democracia’’ y el bipartidismo existente en España. De ello surgieron concentraciones de miles de personas en numerosas ciudades de toda España, a los que se decidió llamar ‘’Indignados’’, y los cuales mantuvieron sus protestas durante meses, llegando incluso hasta a agosto de ese mismo año.
Pero estos jóvenes que tanto ruido armaron allá por el año 2011 son ahora muchos de ellos padres de familia, gente con otro tipo de ocupaciones laborales y personas que han acabado quemados con la política y todo el desgaste que ella conlleva. Es el caso de Pablo Gallego, quien a los 23 años vivía día y noche dándole vueltas a la cabeza en busca de un país democráticamente mejor y tratando de llevar al éxito a su grupo, ‘’Democracia Real Ya’’. Sin embargo, diez años después, y pese a reconocer que la cantidad de llamadas que tiene pidiendo un nuevo arreónen forma de protestas es inmenso, admite que ya esas fuerzas juveniles y disconformidad con todo como antaño ya no recorren su cuerpo, así como el hecho de ser padre de familia y tener una hija que cuidar, que se ha convertido en su mayor preocupación.
Situación similar es la de Ramón Espinar, otro de los protagonistas del 15M y miembro de la otra organización con peso del movimiento, ‘’Juventud sin Futuro''. Él mismo asegura que ahora se siente más padre que otra cosa, por lo que está un poco fuera del mundillo revolucionario.
Lo cierto es que todas las organizaciones que tanto ruido hicieron hace diez años han quedado ahora en el olvido, pero los problemas de los que tanto se quejaban los jóvenes por aquel entonces siguen más vivos que nunca. Precariedad, paro, dificultad para entrar al mercado laboral… El efecto sorpresa de aquel 15M tuvo su éxito pese a la poca identidad y madurez que este llevaba, pero probablemente se esperaba que la democracia participativa tuviera más auge tras ello, cosa difícil de lograr en un país donde el bipartidismo está tan marcado. Sin embargo, pudo comprobarse la capacidad de organización del pueblo español a partir de internet y las redes sociales, y como el descontento por tantas cosas era tan elevado que, una idea de unos jóvenes en un bar acabó convirtiéndose en uno de los movimientos más llamativos de la historia democrática española.