Un domingo 15 de Mayo de 2011, festividad de San Isidro en Madrid, supuso el pistoletazo de salida para un movimiento que, diez años después, sigue significando un punto de inflexión en el panorama político actual. Al grito de “no nos representan” o “lo llaman democracia y no lo es”, miles de personas se unieron a estas concentraciones, y posteriormente acampadas, no sólo ya en Madrid, si no que se extendieron por muchas de las plazas de las principales ciudades de España. Estas muestras de adhesion a los principios del movimiento ‘indignado’- termino con el que fue bautizado - derivaron en asambleas populares diseminadas por barrios y pueblos, las cuales dieron pie a la creación de las denomiandas ‘Mareas’, grupos organizados en defensa de la sanidad o la educación pública.
Una década después, centenares de personas se han concentrado en Madrid y en Barcelona recordando aquel día y demostrando que aunque no lo parezca, el 15M ha propiciado algo inédito en la política española más reciente: el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos. Y es que este último partido nació y creció al amparo de dichas concentraciones, siendo sus más destacados participantes, entre otros, Pablo Iglesias o Juan Carlos Monedero, a la sazón, líderes de Podemos.
Presente del movimiento
Pero, ¿qué queda del 15M diez años después? Según Unidas Podemos, muchas de las reclamaciones de los ‘indignados’ han sido aceptadas por el gobierno de coalición, como pueden ser subidas del salario mínimo, el estudio de conceptos como el de renta básica universal, la creación de un ingreso mínimo vital o las primarias para la elección de liderazgos en la mayoría de partidos políticos.
Y es que aunque diferentes sectores han intentado minimizar el impacto del 15M en la política, la realidad es que dichas concentraciones propiciaron la fuerte irrupción de los movimientos de izquierdas, a la izquierda del PSOE, consiguiendo algo inédito desde la II República, un gobierno de coalición formado por un partido ‘indignado’.