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Biosensores: el nuevo método para detectar explosivos

Reportaje
Cooperación en el Mundo
La imagen muestra a un soldado detectando explosivos, en un campo minado.
La fotografía muestra a un soldado detectando explosivos | Fuente: Genoma Emprendedor.
A través de este reportaje podrás descubrir las diferentes aplicaciones de los biosensores, específicamente, el nuevo uso que se les podría dar en la detección de material explosivo como las minas terrestres. En este caso, los biosensores tendrán como elemento biológico microorganismos que, aprovechando su metabolismo, servirán para detectar explosivos enterrados en el suelo mediante tecnologías que están todavía por desarrollar.

 

 

Los métodos convencionales para retirar explosivos enterrados requieren mucho tiempo y son, a menudo, muy peligrosos. Los biosensores microbianos pueden cambiar este hecho a través de su función como detectores de minas explosivas en el terreno.

Además de sus múltiples aplicaciones en la medicina, la industria alimentaria y el medio ambiente, estudios científicos recientes pretenden dar una nueva utilidad a los biosensores empleando bacterias como receptores en la detección de minas terrestres dentro del ámbito de conflictos bélicos. La interacción entre bacteria y el compuesto químico con el que se fabrican los explosivos produce una señal cuantificable que permite detectar la presencia de minas enterradas con mayor facilidad y seguridad.

Los proyectiles, las bombas y las minas terrestres funcionan sustancialmente de la misma manera. Los científicos afirman que una de las cuestiones más importantes consiste en optimizar los biosensores para aumentar la respuesta con menor cantidad de explosivo.

Investigadores como los del grupo de Microbiología Medioambiental Molecular (MEML-CNB) estudian métodos para modificar una bacteria genéticamente de manera que puedan convertirse en biosensores que puedan cumplir esta función.

La primera vez que se planteó el uso de los biosensores para este fin fue en el año 1999. Sin embargo, a día de hoy no existe la investigación ni los recursos económicos o materiales suficientes para desarrollar estos métodos de detección de explosivos de manera más profunda.

Los costes de implementación de este método de detección de explosivos, incluyen costes como: la mano de obra por el rociamiento de los microorganismos desde el aire, el coste de diferentes equipos de luz ultravioleta que se necesitan para detectar la fluorescencia, costes de trabajos de investigación, la mano de obra, entre muchos otros.

Este método también debe tener en cuenta ciertas medidas en la protección del medio ambiente que deben ser aprobadas por el Ministerio del Medio Ambiente para que los biosensores capaces de detectar minas antipersona puedan utilizarse. Por este motivo, el desarrollo de este método todavía está en fase de evolución e implementación previamente a que puedan ser usados de manera efectiva y sin riesgos.

En conclusión, los Artefactos Explosivos Improvisados o IEDs (Improvised Explosive Devices) son un gran peligro para las personas que se encuentran en situaciones de conflicto o postconflicto. Por lo tanto, el uso de bacterias como bioindicadores de presencia de minas en el suelo podría servir en un futuro próximo para impedir la pérdida de vidas humanas que se encuentren involucradas en estas situaciones de conflicto.

 

 

 

 

Enlace a la primera parte del reportaje

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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