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Biorremediación como método de limpieza ambiental. La solución a la catástrofe de Ohio.

Reportaje
Crisis Mundial. Cambio climático
La biorremediación es una técnica que utiliza bacterias y hongos para degradar contaminantes. Podría usarse como método para tratar el accidente de East Palestine, Ohio.
El pasado 3 de febrero cerca de 400.000 litros de cloruro de vinilo se vertían al suelo del pequeño pueblo de East Palestine, en Ohio. En una decisión controvertida, las autoridades decidieron proceder a la quema controlada de los restos, emitiendo toneladas de gases nocivos a la atmósfera, siendo necesaria la evacuación de los residentes y floreciendo los reportes de animales muertos, principalmente ganado, y con un rumor de opacidad y silenciamiento por parte del gobierno.
 
Lo ocurrido en East Palestine es una catástrofe. Ha contaminado suelo, acuíferos y nubes, produciendo lluvia tóxica y pasando el cloruro de vinilo a la cadena trófica, afectando a plantas, animales, ganado y, en última instancia, personas. La posibilidad de desarrollar un cáncer aumentará sensiblemente en los próximos años. Pero ¿qué métodos se pueden usar para controlar estos contaminantes?
 
La naturaleza se cura a sí misma
 
Quizá, la mejor forma sea la biorremediación. En esencia la biorremediación consiste en microorganismos, tanto bacterias como hongos, que son capaces de metabolizar los contaminantes. Este método fue descubierto tras un vertido de petróleo, cuya limpieza iba a ser incluso más perjudicial para el medio que el propio vertido. Los científicos observaron que ciertos microorganismos autóctonos del lugar contaminado utilizaban los hidrocarburos contaminantes como sustrato o los degradaban a concentraciones menores que distintas muestras contaminadas para las que habrían aplicado otras técnicas. La Biorremediación tiene como ventaja que es lo menos lesivo para el medio. Aunque los microorganismos no puedan eliminar por completo los contaminantes, sí pueden degradarlos en sustancias más asumibles para los organismos del medio, y si bien no es un método infalible ni fácilmente aplicable, parece el más deseable. Las bacterias y hongos responsables de la biorremediación han de cultivarse en laboratorio hasta encajar con la variedad que pueda ser capaz de degradar las sustancias, en este caso el cloruro de vinilo, mediante procesos de ensayo y error y múltiples cultivos con diferentes características.
 
Lo cierto es que la biorremediación no es una técnica novedosa ni vanguardista. De hecho, según el decreto ley 9/2005, es la técnica usada para la descontaminación de minas, por lo que no es nuevo en nuestro país, algo que ya se aplicó al desastre de la mina de Aznalcóllar, hace 25 años, que contaminó con metales pesados el parque de Doñana. Esta técnica, además, es beneficiosa también para las empresas puesto que les resulta más rentable que otro modo de descontaminación e incluso les puede llegar a aportar beneficios, ya que mediante la biorremediación se puede aumentar el rendimiento de la extracción del mineral de la roca madre en un punto más avanzado que mediante otras técnicas, así que es un procedimiento ya asumido, e incluso, preferible. En otras palabras: la biorremediación no sólo es un método de descontaminación, si no una técnica totalmente integrada en la industria, que permite incluso reabrir explotaciones que dejaron de ser rentables hace años al tratarse por métodos físicos y químicos convencionales.
 
 
 
 
La biorremediación como remedio contra el cloruro de vinilo
 
Pero, volviendo a Ohio, parece que es una situación incluso más difícil. El Cloruro de Vinilo puede ser una sustancia cancerígena, inhalarla podría provocar desmayos, problemas de hígado e incluso la muerte. Lo ocurrido en East Palestine es una gigantesca catástrofe natural. Sin embargo, parece una oportunidad de oro para aplicar este método, aunque hoy en día, no tenemos constancia de ningún plan de descontaminación, debido al secretismo que parece imperar en todo este asunto. Queda el problema logístico de aplicar este método sobre el terreno. La forma más conveniente en este caso sería pulverizar aerosoles con cultivos de estos microorganismos generados en laboratorio y esparcirlo por tierra y vegetales. Las bacterias (u hongos) se alimentarán de los contaminantes o bien metabolizándolos por completo o bien degradándolos a sustancias menos nocivas o fácilmente asumibles por otros animales y cuando se acabe su sustento, esto es, el cloruro de vinilo, morirían, no dejando apenas nada en el medio. Estudios de laboratorio muestran que la exposición repetida al propio cloro podría tener efectos directos sobre el sistema inmunitario, el corazón, la sangre y el sistema respiratorio de animales, siendo especialmente dañino para organismos que viven en el agua y en el suelo. Por supuesto, utilizar la biorremediación para subsanar esta catástrofe, debería estar sujeto a estudio previo, primero por la viabilidad del método, segundo por lo ajustado del presupuesto y la voluntad política.
 
Finalmente, no hay garantías claras del éxito de la limpieza con la biorremediación. Habría que esperar un tiempo para conocer los resultados, por lo que las autoridades podrían ser reacias a su aplicación, cuando, quizá, lo más interesante económicamente sea cerrar la zona y prohibir el consumo de agua, problemas presentes en otras localidades americanas, con reservas de agua seriamente contaminadas y que en muchos casos nadie plantea una solución real, como el caso de Flint, Michigan, con agua contaminada por el plomo de las cañerías, que envenenó a la población del estado de los Grandes Lagos, dando como resultado unas indemnizaciones de más de 600 millones de dólares, en la que se considera la mayor crisis de salud pública de la historia de los Estados Unidos.
 
En el caso de East Palestine aún no se ha evaluado el impacto sobre los habitantes, fauna, y flora, así como suministro de agua y acuíferos, pero podría superar en cuanto a gravedad a lo ocurrido en Michigan, tan solo por el inmenso impacto ambiental. Sea como sea, la solución existe y puede que sea más sencilla de lo que podría esperarse. Es un método que ha funcionado, que está contrastado, que se emplea habitualmente, y que incluso en países como el nuestro, la ley obliga a hacerlo. Un método que es mínimamente nocivo y que puede reparar el terrible daño causado por el descarrilamiento y el incendio en Ohio.
 

 

 

 

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