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Bacteriófagos: la solución tras el abuso de antibióticos

Reportaje
Cooperación en el Mundo
Las bacterias son cada vez más resistentes a los antibióticos. Fuente: GettyImages
Debido al aumento de bacterias multirresistentes a los antibióticos, que cada vez son más escasos, surge la importancia de encontrar nuevas alternativas para combatir dichas bacterias y las enfermedades que causan.

Los antibióticos son medicamentos que se utilizan para prevenir y tratar infecciones bacterianas. Sin embargo, con el abuso de estos fármacos, las bacterias han comenzado a mutar volviéndose más resistentes.

La resistencia de las bacterias a los medicamentos puede causar infecciones en humanos y animales más difíciles de tratar que las producidas por bacterias no resistentes.  Sin embargo, aunque las bacterias sean cada vez más resistentes, los fagos mutarán, y siempre habrá nuevos fagos que vuelvan a infectar las bacterias. Por tanto, las bacterias resistirán en menor medida a la actuación de estos. Un fago es ,de forma simplificada, un virus que infecta bacterias, tomando sus herramientas para cumplir las 3 funciones vitales de reproducción, relación y nutrición. 

La resistencia a los antibióticos aumenta los costos médicos, alarga las estancias hospitalarias y aumenta la mortalidad. Es necesario cambiar la forma en que se prescriben y utilizan los antibióticos. De igual forma, cuando se desarrollen nuevos medicamentos, si los comportamientos actuales no cambian, la resistencia a los antibióticos seguirá siendo una amenaza grave.

 

Cada día, nuevos mecanismos de resistencia emergen y se extienden por todo el planeta, amenazando nuestra capacidad para tratar enfermedades infecciosas comunes. Un número cada vez mayor de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la sepsis, la gonorrea o las enfermedades transmitidas por los alimentos, son cada vez más difícil, y a veces imposible, de tratar a medida que los antibióticos se vuelven menos efectivos. 

Cuando los antibióticos están disponibles sin receta para uso humano o veterinario, se acelera la aparición y propagación de la resistencia. En países donde no existen pautas de tratamiento estándar, el personal médico y veterinario tiende a prescribirlo -y el público en general- en exceso.

 

Los agentes de control microbiano son muy utilizados por las bacterias en la naturaleza y son de gran importancia en el medio ambiente. Las dificultades de detección, caracterización, aislamiento y manejo limitan en gran medida su uso en aplicaciones médicas. El primer caso reportado de terapia con fagos data de 1921, y tuvo cierta importancia en la antigua República Soviética de Georgia para el tratamiento de infecciones con bacterias. Sin embargo, su uso no se generalizó en occidente y fue decayendo paulatinamente. Solo recientemente se ha considerado que el uso de fagos es una herramienta viable.

Atendiendo a la situación actual, en Estados Unidos por ejemplo está aprobado el uso de bacteriófagos en el sector agrícola para combatir Listeria monocytogenes. Además, los fagos también se pueden utilizar para el control microbiológico en plantas de fabricación de alimentos, gracias a su capacidad para penetrar en las biopelículas.

En general, existe cierto respaldo hacia los bacteriófagos, ya que se han realizado terapias en los que se emplean con pacientes en Europa del Este con pocos efectos adversos. En EEUU también se han realizado ensayos con un producto que contiene bacteriófagos contra el estafilococos donde se han podido observar efectos secundarios menores. De igual forma, en el año 2007, se realizó con éxito un ensayo clínico con bacteriófagos a largo plazo con Pseudomona aeuruginosa (causante de neumonía). 

El uso efectivo de bacteriófagos en todas las aplicaciones debe estar respaldado por una comprensión detallada de los propios bacteriófagos, a demás de por un trabajo de alta calidad y pruebas efectivas de esta tecnología según los estándares regulatorios del momento. Ya existe una gran cantidad de evidencia anecdótica, pero esto es insuficiente para permitir la aprobación por parte de organizaciones como la Agencia Europea de Medicamentos o la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos.  

En 2011, la Comisión Europea confirmó formalmente que los productos de fagos utilizados como productos terapéuticos son productos medicinales y deben atravesar un costoso y largo camino de desarrollo y comercialización. Hasta ahora, ningún producto de fago terapéutico ha llegado al mercado europeo pese a haber una presión para usarlos como alternativa a los antibióticos.

Para más información:

 https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/2050-resistencia-a-antibioticos-sera-responsable-10-millones-muertes-anuales_18090

https://www.diarioveterinario.com/t/3526674/estudio-espanol-alerta-resistencia-antibioticos-sector-avicola-puesta

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