El uso de munición plomada es un riesgo para la fauna silvestre, la salud humana y el medioambiente, según revelaba El estudio Health Risk from Lead-Based Ammunition in the Enviroment – A consensus Statement of Scientists, realizado en 2013 y 2014.
La utilización de este tipo de munición ha demostrado ser una de las principales causas de mortalidad por intoxicación en aves acuáticas y especies predadores y carroñeras. En el estudio realizado en 2005 por García Fernández se analiza el plomo en sangre de 23 buitres leonados con el fin de evaluar la exposición que había sufrido la población en el Parque Natural de Cazorla. Se observó que la concentración de plomo en sangre era más del doble del nivel mínimo necesario para considerar efectos fisiológicos. No existe una zona con fuentes específicas de contaminación por metales pesados, por lo que la exposición al material se debe a las municiones utilizadas para la caza en la zona. Este tipo de aves se alimentan mayoritariamente de cadáveres que han sido cazados.
El científico Cortés-Avianza advierte de que las grandes aves carroñeras son los vertebrados más vulnerables y muchas de sus poblaciones han disminuido drásticamente en las últimas décadas debido principalmente a la actividad cinegética. Una exposición crónica de plomo en aves puede alterar su éxito reproductivo, comportamiento, respuesta inmunitaria y su fisiología debido a su elevada ubicuidad y persistencia en el medio ambiente.
Las posibles soluciones
Es importante la conservación de estas grandes aves por su importancia en el sistema de transferencia de energía en los ecosistemas al ser necrófagas. Por ello, se han estudiado otras alternativas al uso de este tipo de munición. Entre las más extendida están el uso de perdigones de acero o cobre, el tungsteno y bismuto.