Polonia y el Holocausto

El Senado polaco aprobó, el pasado 6 de febrero, una ley que prohibía la utilización de expresiones como ’campos de concentración polacos’’ o ‘’Polonia nazi’’, entre otras. A partir de ahora, cualquier declaración que vincule a Polonia con el Holocausto de manera negativa será penada con hasta tres años de prisión. Dicha ley, en vez de contribuir a evitar que se repita la Historia, solo pretende negarla; niega unos hechos que, a día de hoy, constituyen uno de los mayores crímenes de la humanidad. No obstante, según el presidente polaco, Andrzej Duda, tiene la finalidad de proteger la dignidad del país.

Nadie les quita razón en que los campos de concentración nazis fueron construidos y organizados por los alemanes durante el periodo de ocupación de dicho territorio, convirtiéndose en la mayor arma de la Solución Final alemana. Así, Polonia, al igual que otros países de Europa, también fue víctima del plan de Hitler. Los datos demuestran que muchos polacos ayudaron a que sobrevivieran 380.000 compatriotas judíos. 

Sin embargo, lo que Polonia intenta negar es que, a parte de su papel de víctima, también fue cómplice del plan antisemita de los nazis. Una gran cantidad de polacos colaboraron con las denuncias, detenciones y asesinatos de judíos en Polonia. Según afirman algunos de los historiadores del Holocausto, la mayoría de estos persiguieron a los judíos incluso después de haber terminado la Guerra. El Holocausto no fue únicamente alemán, y los nazis encontraron entre los polacos un gran número de adeptos de la ideología hitleriana. Las leyes y la política no pueden pretender desmentir la historia, ya que esto ha dado lugar a varias "tesis negacionistas". Claramente nadie quiere ser salpicado por crímenes tan aterradores, pero el Holocausto ocurrió, y la Historia nadie puede cambiarla.