Un estudio de Global phylogeography of the genus Capreolus (Artiodactyla: Cervidae), a Palaearctic meso-mammal demuestra que el corzo tiene diferentes especies y subespecies creadas por la barrera natural entre territorios. Este mamífero se puede localizar en la zona oriental de Rusia, Asia Central y Europa. Los estudiosos cuestionan si existe alguna relación entre las diferentes familias de corzos situadas en las zonas de Europa y Siberia.
En estos estudios encontramos dos especies a investigar, una localizada en Siberia y otra en Europa occidental. Tras comparar ambas especies se ha llegado a la conclusión de que la especie siberiana es de un tamaño mayor que la otra, entre otras diferencias genéticas, a pesar de estar altamente emparentadas.
Estudio Europa
Sin embargo, la cuestión no se encuentra en comparar diferentes especies, sino en observar las diferencias genéticas entre los individuos de una misma especie dentro de una misma área de distribución. Los estudiosos afirman que se apreciaban más diferencias entre los individuos de la especie europea a la siberiana, poniendo como justificante a los cambios de relieve por la presencia de diferentes cadenas montañosas dentro de la Europa Occidental, concretamente en el centro-sur de Italia y en el sur de España. Estos cambios montañosos funcionan a modo de barrera y es por ese aislamiento provocado que las poblaciones de corzo desarrollen características genéticas diferentes.
Diferencias en Asia
Por el contrario, en las zonas montañosas de Asia es menos notorio ese cambio en la genética, ya que existen menos barreras de relieve y las poblaciones habían podido mezclarse de una forma más óptima. Y, a parte del aislamiento causado por las barreras, se conoce, según estudios, que los climas fríos y secos caracterizan la actual distribución de corzos, favoreciendo la creación de nuevas subespecies con distintos rangos de tolerancia a estos climas.
El clima ha contribuido al desplazamiento de ambas especies, y tras su traslado, se ha podido ver que aunque sean diferentes especies, el haber estado en el mismo clima hace complicada su distinción a simple vista. Solo se podría saber haciendo un estudio genético.
El biólogo Haldane apunta que “los híbridos femeninos son generalmente menos fértiles que los híbridos masculinos, aunque se necesitan más muestreos en las áreas de superposición de estas especies y el uso de diferentes tipos de marcadores genéticos”, lo que llevaría a los científicos a realizar estudios más amplios para apoyar sus hipótesis.