Catorce kilómetros la separan de Europa, la misma distancia que hay entre Madrid capital y Getafe. Catorce kilómetros que se convierten en un abismo cuando hablamos de derechos y libertades. Marruecos, última frontera entre el mundo occidental y el terrorismo islamista, goza de carta blanca para hacer y deshacer a su antojo. El paradigma de esta inmunidad es el periodista Ali Anouzla, que hizo de la libertad de expresión su causa y de la insumisión su camino.