Conchita Alonso y Maria García, son dos científicas españolas que han desarrollado en el Jardín Botánico de Madrid un estudio acerca de las consecuencias que tiene la autoreproducción de algunas especies. Concretamente, de las que están muy limitadas a determinados hábitats, como es el caso del Erodium cazorlanum. El problema está en que, al estar condicionados geográficamente, también lo están a la hora de reproducirse.
Las posibilidades de procreación de una planta de este tipo según pasa el tiempo es más baja. Esto se traduce en que el tamaño de la población decae hasta niveles tan preocupantes que podrían desaparecer. La solución natural que algunas especies han desarrollado es la capacidad de autoreproducción. Sin duda es un avance biológico muy importante. Pues, con eso, no dependen de la presencia de otros individuos para poder generar descendencia.
Problema de la autofecundación
Sin embargo, aunque esto es una solución en cuanto al número de especies y plantas, también supone un problema genético. Al no existir variedad en los cromosomas de las plantas que se reproducen, se crean problemas en las próximas generaciones. Uno de ellos sería la falta de variedad genética, que es la que ayuda a una mejor evolución, adaptación y calidad de la planta.
En este estudio se pretende medir hasta qué punto le compensa a esta especie llevar a cabo la autoreproducción y qué consecuencias tiene para sí misma, ya que la planta genera un proceso conocido como “depresión endogámica”. Las autoras reivindican que es necesario continuar con las investigaciones de este área científica para determinar si realmente es beneficioso ese tipo de reproducción.