Son muchas las mujeres que viven con miedo, con miedo a volver a sus casas con sus maridos, con miedo a ir solas por la calle, con miedo a decir algo que no deben, con miedo a no saber si ponerse un escote o no por lo que pueda pasar. Son muchas las mujeres que son violadas, maltratadas, apaleadas, asesinadas… Y, en realidad, nos enteramos de pocas mujeres que estén sufriendo esto.
La violencia de género es un tema del que se habla mucho y poco a la vez. Nos enteramos de que hay casos de violencia de género después de que ocurran. Rara vez sabemos que esa mujer, nuestra vecina, la que nos saluda siempre con una gran sonrisa, está siendo maltratada. Rara vez somos conscientes de la gravedad de la situación cuando escuchamos a la pareja que vive en frente de nosotros pelear o gritarse. “Son discusiones de pareja”, nos decimos con convicción. Puede que sea algo más que una discusión de pareja y que cuando nos queramos dar cuenta de la situación sea demasiado tarde. Somos realmente conscientes de que hay casos de violencia de género cuando nos enteramos por los medios de comunicación, por lo que podemos considerar que es demasiado tarde.
Sin embargo, no solo se trata de la ignorancia de los que están cerca de las víctimas, sino que las propias víctimas, en muchos casos, no denuncian porque se intentan convencer como nosotros de que “son discusiones de pareja”, de que esa era la última vez y que no habrá otra. Tienen miedo a la respuesta del agresor o simplemente no denuncian para evitar hacer daño a terceras personas, como un hijo, por ejemplo. Pero este no debería ser el pensamiento de una mujer que está siendo maltratada física y psicológicamente, su pensamiento y su sensación al denunciar tendrían que ser de alivio, aunque, claro, todos sabemos que de la teoría a la práctica hay un gran paso y que no es nada fácil.
Por todo esto, cada vez se están realizando más campañas contra la violencia de género, como la que ha empezado el Ayuntamiento de Leganés, para dar mayor visibilización al teléfono de ayuda 016 o para aportar herramientas de ayuda a víctimas de violencia de género, así como también proporcionar apoyo psicológico gratuito, tanto a las víctimas como a los hijos de estas.
Toda ayuda es buena, ya que hay que intentar gritar a los cuatro vientos si hace falta que sí hay salida a la violencia de género, que se puede salir y que hay numerosas ayudas para hacerlo. Sin embargo, como en todo, aún queda mucho camino por recorrer, muchas ayudas que ofrecer, muchas medidas que tomar y mucha visibilización que dar. Hay que actuar y hay que hacerlo todos los días.