Como cada comienzo de año dieciocho niños esperan inquietantes que la ruleta de la fortuna les señale para hacer realidad su “sueño español” en Fuenlabrada. Desde el 2000, la campaña “Vacaciones por la Paz” lleva a cabo un proyecto solidario que pretende dar a 10.000 niños saharauis la posibilidad efímera de escapar de su realidad y tener una imagen del mundo distinta.
El proyecto les regala la oportunidad de sentirse como niños occidentales durante tres meses, dando tregua a la inhospitalidad del desierto cambiándola por el popular turismo de sol y playa. Cuando las mujeres saharauis apostaron por este proyecto a mediados de los ochenta, eran conscientes de las carencias sanitarias y alimenticias en los campamentos de Tiruf, situados en Argelia, donde los niños pasaban su verano. En ese momento veían a España como una muy buena opción. Nuestro país era la esperanza de miles de niños saharauis para atenuar sus síntomas derivados de la malnutrición.
El acto diplomático le supone a la asociación Rio de Oro unos setecientos euros por niño. Las familias son escogidas previa entrevista para comprobar si cumplen las condiciones mínimas. Debido a la coyuntura española cada vez son menos las familias que pueden permitirse ofrecer al niño una estancia positiva y que le asegure una buena alimentación.
Nuestra realidad es que somos una nación que tiene el vergonzoso honor de tener, a casi un 30 por ciento de la población infantil, viviendo bajo el umbral de la pobreza y con riesgo de exclusión social (España ocupa el octavo puesto entre los países de la Unión Europea). De estos datos se deriva un problema de desnutrición de preocupante magnitud que tardará años en resolverse y en mostrar todos sus síntomas. Podemos añadir este problema a la lista cuestiones pendientes y aparcadas de la política interior del gobierno de Mariano Rajoy, junto con las autonomías, el anteproyecto de ley gallardoniana y los recortes en materia social. ¿Sigue siendo España un buen destino de Vacaciones para los niños saharauis?
Su realidad es más bien distinta a la que viven en el periodo estival. En estos meses vacacionales son conscientes de las diferencias entre países de Norte y Sur. Todavía más. Cuando la experiencia termina, con ella se van amistades, proyectos, ilusiones y cariño. Cuando regresan se vuelven a enfrentar a su vida en el desierto que será igual de dura o más que antes de compartir el sueño español. Es como ponerles el caramelo en la boca y quitárselo antes de morder.
Lo que está claro es que para las familias de acogida es una experiencia inaudita. Ellos les ofrecen la integración en su familia como si de un hijo más se tratase, e incluso es de alabar la solidaridad que muestran. Ahora bien, el acto diplomático queda manchado, como no lo están sus conciencias, en el momento de enfocar el proyecto. Quizás sería conveniente que el dinero que se destina a este tipo de propósitos fuese encaminado al desarrollo de los países que, como el Sahara, necesitan para poder adaptarse a los derechos humanos.
La belleza del envoltorio es indiscutible. Este tipo de proyectos veneran la imagen de la marca España de cara al exterior. El primer paso para mejorar esa imagen debería ser cumplir, tanto España como los miembros de la unión europea que firmaron los Objetivos del Milenio, ese 0,1 por ciento que prometieron en septiembre de 2010. El verano toca a su fin. Y con él se van los niños saharauis que pasan sus vacaciones en Fuenlabrada. Comienza la vuelta al cole para los de aquí mientras ellos vuelven a la arena, el calor y el olvido.
Comentarios
Muy bueno. Conciencia social y divertimento no tienen por qué estar reñidos.
Es un proyecto bonito, pero como bien dice en el articulo, se trata de un simple envoltorio. Nuestro país debería mandar ayudas (o por lo menos cumplir los firmados que acepta) para que la situación cambie; para que las condiciones de vida de los niños sean diferentes y mejores y puedan así tener un futuro prospero. Basta ya de tanta hipocresía
Me parece un buen proyecto, ojala se cumpla. Es muy sentimentalista.
Es un tema bastante interesante y silenciado. Coincido en mi opinión, el proyecto no está bien enfocado y las condiciones en las que está el país no son las idóneas. Se agradece leer una noticia que aporta datos y sin tintes demagójicos.