"Dejo la política, ya no sumo y me han convertido en un chivo expiatorio". De esta forma, el fundador de Podemos ponía fin a
seis años en la primera línea de la política española. Durante
su discurso en la sede de Ciudad Lineal, Iglesias se enorgullecía de los hitos conseguidos, pero también recordaba la constante campaña de
acoso y derribo incluso en su vida personal.
Tras abandonar el Gobierno para presentarse a las
elecciones de la Comunidad de Madrid, su principal objetivo era
dar un golpe sobre la mesa y provocar un cambio de rumbo en la Asamblea de la capital.
Pese a que
los resultados de Unidas Podemos fueron superiores a los obtenidos en
las elecciones de 2019, Iglesias considera que su presencia al mando del partido puede llegar a ser
un tapón para su desarrollo: “Creo que no soy una figura política que pueda contribuir a que en los próximos años nuestra fuerza política consolide su peso institucional”.
Algunos compañeros de profesión como Irene Montero o Gabriel Rufián mostraban su respeto tras la dimisión de Pablo Iglesias a través de sus redes sociales. Por otro lado, el sector encabezado por Partido Popular y VOX hacía público su entusiasmo por la marcha del político.
Tras su mensaje de despedida, el liderazgo de la formación morada quedaba en el aire, aunque todos los integrantes del partido mostraron su confianza en
la capacidad de Yolanda Díaz para ejercer el puesto. La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, desde la toma de posesión del cargo, es considerada una referencia en la política española.
Yolanda Díaz, aunque aún no se ha pronunciado públicamente ha sido, durante la campaña a las elecciones de Madrid, uno de los apoyos fundamentales de Pablo Iglesias. El aún líder de Unidas Podemos le agradecía su labor a la vez que le invitaba a formar parte del partido: "Tenemos que animar y apoyar a Yolanda Díaz para que ella, si así lo decide, y si así lo quiere la militancia de nuestras organizaciones, sea la candidata de Unidas Podemos en las próximas elecciones".