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El Vaticano está preparado para elegir al nuevo Papa

Crónica
Internacional
Plaza de San Pedro vista desde el aire
Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano.
Ayer tuvo lugar la primera reunión general, en la que se juntan todos los cardenales para decidir la fecha en la que se celebrará el cónclave. Probablemente mañana será el día en que se anuncie el día. El 10 y 11 de marzo son los que tienen más posibilidades.

En estas reuniones, la función de los cardenales es la de dialogar sobre el futuro de la Iglesia Católica y reflexionar sobre las diversas candidaturas papales. De esta forma, van surgiendo alianzas y estrategias para el día de la elección papal. Como todos sabemos, el hermetismo es un rasgo esencial de un cónclave y la información que llega desde el Vaticano se presenta con cuentagotas.

Los cardenales con una edad superior a los ochenta años serán los encargados de designar al nuevo Papa. En total son 118, la mayoría de ellos procedentes de países europeos. La Capilla Sixtina es el lugar donde tienen lugar los cónclaves, proceso que se celebra desde el siglo XIII. El nuevo papa será el sucesor número 266.

El tiempo desde que comienza el cónclave hasta que se elige a un candidato es muy variable: puede oscilar desde pocas horas, hasta días o incluso semanas. Los cardenales deberán ponerse de acuerdo. Al comienzo será necesaria la votación de dos tercios de los cardenales para designar al nuevo Papa. Por el contrario,  si pasasen más de treinta días, se podría designar por medio de  mayoría absoluta. Los cardenales escriben el nombre de su candidato en un papel. Votación tras votación va destacando el nombre de diversos candidatos.

Humo blanco en la chimenea de la Capilla Sixtina cuando se designa al nuevo Papa.Durante el cónclave la comunicación de los cardenales con el exterior de la Capilla Sixtina está totalmente prohibida. Además, ellos hacen un pacto de silencio y se comprometen a no decir nada de lo que se ha hablado durante el proceso de elección. Después del nombramiento llega el momento más esperado: comenzará a salir  humo blanco de la chimenea de la Capilla Sixtina.  Esto es lo que se conoce como fumata blanca. Esta es la señal de que ya hay nuevo Papa. Este humo provine de los papeles en los que los cardenales han escrito el nombre del electo.

Tras el rito llega la toma de posesión del Papa, en la cual elegirá el nombre con el que quiere gobernar. Poco después aparecerá públicamente en un balcón de la Plaza de San Pedro y pronunciará sus primeras palabras: “Urbi et orbe” (a la ciudad y al mundo).

Tras la sorpresa por la renuncia al cargo de Benedicto XVI, los católicos de todo el mundo están esperando a que se designe a un nuevo sucesor. Cientos de periodistas viajarán a Roma en los próximos días  para cubrir el evento y las cadenas de televisión están negociando por ver quiénes son las que retransmitirán la señal  del momento en el que salga la fumata blanca. El cónclave está a punto de celebrarse, ya está todo listo. Sin embargo, aún no puede dejar de hablarse de la renuncia de Ratzinger a su cargo, algo que sólo había ocurrido cuatro veces en toda la historia de la Iglesia Católica y es un fenómeno que no se ha dado desde hace casi 600 años, tras la renuncia de Gregorio XII en 1415. 

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