Por precaución, los interesados esperamos unos días a ver que sucedía. Tal vez la ciencia estaba ahí presente desde siempre, y no habíamos reparado en ella. Tal vez era una presencia constante pero sutil. Pero no lo parecía. En los días que siguieron, fueron pocas las noticias de este corte que vieron la luz, y casi siempre porque tocaban temas de sociedad: el sorteo de los huertos ecológicos, una charla puntual sobre “Mujer y ciencia” en el seno de la Semana de la Mujer… y poco más.
La cosa no acaba ahí. Un breve repaso a la página del ayuntamiento, por ejemplo, revela que no existe una sección científica como tal en la categorización de las noticias. Más aún: ni siquiera existe una sección de “Educación y ciencia”. No es que el primer aspecto (como es habitual) monopolice al segundo, sino que este ni siquiera aparece en el título. Educación, medio ambiente, nuevas tecnologías, pero… ¿y la ciencia?
Y entonces uno tira de memoria. Cree recordar haber visto, ocasionalmente, alguna galería de fotografía astronómica o un taller de ciencia creativa, hace años, en el Centro cultural Margarita Nelken. Tal vez alguna mención a los departamentos de matemáticas y ciencias naturales de los institutos del municipio. Y de tanto en tanto, durante la Semana de la Ciencia cada año, una aparición breve de conferencias o cursos que rápidamente caen en el olvido.
Es entonces cuando uno empieza a pensar que a lo mejor no es que la ciencia cosladeña (la que debiera ser uno de los motores de la localidad) haya sido desterrada de los medios, sino que tal vez ni siquiera ha habido una ciencia de que se pueda informar. Y claro, uno no deja de preguntarse… Coslada, ¿dónde está mi ciencia?