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Día del Libro: ¿Dónde quedó “Platero y yo” y su dulce prosa?

Crónica
Local
Fotografía © Fedekuki, Bajo Licencia (CC BY-SA 3.0)
Con motivo del día del Libro el Centro Cultural Fuente Cisneros de Alcorcón dedicó una tarde al poeta premio Nobel, Juan Ramón Jiménez. Varios vecinos de la localidad se reunieron para la lectura de su famosa obra 'Platero y yo'

“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos”, comienza así uno de los más famosos versos de la poesía española. Imposible no reconocerlo. Aunque, cualquiera diría que se pierde en el olvido, entre tablets y smartphones. Juan Ramón Jiménez no contaba grandes historias de superhéroes, ni de guerras, ni apocalipsis…Él contaba -de la manera más dulce posible- la vida de su Platero, un burro gris, alrededor de él y su familia.

Es por ello por lo que, cuando el Centro Cultural Cisneros de Alcorcón decidió dedicarle una tarde a la lectura de este autor, no dejamos escapar la oportunidad. El 23 de abril, Día Internacional del Libro, en una pequeña sala de teatro -nada extravagante-, entre la luz del escenario y la oscuridad extendida entre los asientos, se reunieron una veintena de personas. Suficientes para apreciar sin prisas los versos dedicados a Platero.

La presentación vino de la mano de “Acata Teatro” (Asociación Cultural de Artes Teatrales de Alcorcón) quien invitó al rapsoda Francisco Portillo a leer enfrente de ese buen puñado de personas. El rapsoda rechazó el micrófono, su voz bastaba para hacer llegar a toda la audiencia diversos versos de Gloria Fuertes, qué delicia. Gesticulaba, a gusto con su público, recitando otra de las partes literarias más conocidas, con su grave voz como único instrumento. Y así, con simpleza, la misma que Jiménez utiliza en su obra, se comenzó a entrar en calor en la pequeña sala del Centro Cultural.

 

 

Tras Gloria Fuertes vino una pequeña introducción a la vida del Premio Nobel. Aunque la bibliografía estuviera enfocada a niños, el lector nos aclara que “si Juan Ramón Jiménez no sabía para quién lo había escrito, si para niños o para mayores, yo tampoco”. La obra tiene acero, y plata de luna al mismo tiempo: obra agridulce, llena de recuerdos de todos esos plateros de Moguer, pequeña localidad de Huelva. La suma de todos sus recuerdos en 138 capítulos, a cada cual más bello. Y, para terminar esta presentación, una cita de Cervantes: “el que lee mucho y anda mucho ve mucho y sabe mucho”.

Sube al estrado la primera persona de la audiencia, llamada de una lista de participantes, se coloca frente al atril y comienza a leer el capítulo sesenta de “Platero y yo”. Como si estuviéramos en familia, nos confiesa la nueva lectora que no se lo ha preparado y todos se encargan de recordarle que también es su caso. Narra la ilusión de un pequeño Jiménez cuando descubrió los sellos “¿Quedó algo por sellar en mi casa? ¿Qué no era mío? Si otro me pedía el sello —¡cuidado, que se va a gastar!—, ¡qué angustia!”.

Entre capítulo y capítulo van subiendo los participantes, se escuchan historietas desconocidas para algunos, que van más allá de sus famosos versos. Hablan de un espíritu meta-animal, la visión del escritor, y con gracia un joven lee:

-          “Er burro no pué entrá, zeñó.

-          ¿El burro? ¿Qué burro? —le digo yo, mirando más allá de Platero, olvidado, naturalmente, de su forma animal...

-          ¡Qué burro ha de zé, zeñó; qué burro ha de zéee...!

Entonces, ya en la realidad, como Platero «no puede entrar» por ser burro, yo, por ser hombre, no quiero entrar, y me voy de nuevo con él, verja arriba, acariciándole y hablándole de otra cosa...”

Y, entre lectura y lectura, han pasado dos horas empapadas en prosa poética. La Asociación de Vecinos y Acata Teatro todavía tienen más actividades durante la semana de la lectura-para niños y mayores- dedicadas al recordatorio de un mundo que se niega a ser postergado, el del libro. 

 

 

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