Cuando miles de jubilados salen a la calle y se plantan a las puertas del Congreso de los Diputados lo hacen no solo para pedir una subida de las pensiones, sino que argumentan, sobre todo, que la subida del 0,25% se queda lejos del 5% que sube la luz o el 10% que lo hace la telefonía móvil. La queja se centra, principalmente, en una pérdida del poder adquisitivo. Con esa mínima subida, la nuestros mayores se pueden tomar un café pero no pueden pagar la calefacción en invierno, ni la compra del mes.