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En busca de una vida nueva

Reportaje
Migración
Fuente: elaboración propia a partir de informe de la CM.
Monir El Azrak llegó con once años a Alcalá de Henares, junto a él vinieron sus padres y sus hermanos. Todos ellos salieron de Marruecos cargados deseos por cumplir en una de las tantas “Operaciones Paso del Estrecho” y llegaron a la España de 2006. Aquel país que era la novena economía del mundo, con un 8,3% de desempleo y donde seis de cada diez puestos de trabajo eran ocupados por extranjeros ya no existe pero, ¿cómo ha afectado este cambio a su vida?

“Yo no he tenido ningún problema, y la verdad es que me ha ido bastante bien”, comenta Monir. Él cree que el colegio le ayudó a hacer amigos, a integrarse rápidamente: “Al principio tienes las típicas bromitas, las burlas porque no hablas bien, pero al final te trata toda la gente bien”. Su experiencia con Alcalá es buena, se considera de aquí aunque no niega que a veces tenga ganas de volver a su tierra. El problema es que su vida, sus amigos, su familia, todo lo que quiere… ya están en Alcalá. Tampoco un 82,94% de los consultados el año pasado por la Encuesta Regional de Inmigración de la Comunidad de Madrid había vuelto a su país de origen y apenas un 25,07% se lo planteaba. La mayoría opta por buscar una vida nueva, y lo más estable posible, en España.

 

 

Se prevé que 232 millones de personas han dejado sus lugares natales para emprender un largo camino en busca de un nuevo hogar, según cifras de Naciones Unidas para 2016.  En España, la cifra ascendió a 291.387 personas en el mismo año según la Estadística de Migraciones del Instituto Nacional de Estadística (INE). ¿Cuál es el principal problema con el que se encuentra un inmigrante cuando llega a nuestro país? Según Carlos Cano, profesor de español, se trata del idioma. “Los españoles seremos muy abiertos, seremos muy alegres pero en nuestro idioma. Es decir, en el momento en el que no tenemos la posibilidad de comunicarnos con otra persona, la excluimos”, sentencia Carlos, que en dos años ha dado clases a más de quince extranjeros.

 

En su método de enseñanza destaca la necesidad de “aprender el idioma desde la cultura, desde la calle”. Como profesor nativo de español colaboró hace dos años con el ayuntamiento de Alcalá en un programa de inserción para inmigrantes. Nos cuenta con especial cariño, casi nostálgico, un caso con el que se encontró en aquella iniciativa. Se trataba de una abuela de origen chino que era analfabeta tanto en su propio idioma como en español. “Nos dedicábamos a llevarle en cada clase una mesa llena de objetos cotidianos, para que los aprendiese físicamente ya que no había otra manera de enseñárselos”, explica con especial cuidado a la cámara.

 

 

El caso de esta abuela sirve como ejemplo de los enormes impedimentos con los que se encuentra un ser humano que arriba a un lugar nuevo, con una lengua y cultura diferentes. Pero sólo representa un alrededor de un 3% de los inmigrantes que recibe la Comunidad según datos de la misma. La mayoría de los extranjeros cuentan con Bachillerato (entre un 30 y un 40%), aproximadamente un 20% con la ESO, entre un 11 y un 15% con enseñanzas profesionales, un 13,73% en 2016 contaba con estudios universitarios o un 14,49 al menos con estudios primarios en el mismo año.

 

Después de todo esto, ¿podemos afirmar hoy que España es multicultural? “Yo creo que sí, sobre todo si tenemos en cuenta que somos la puerta de los países de África hacia Europa. Somos un país de tránsito, pero luego muchos otros se quedan”, afirma Nina Martí, experta en movimientos migratorios que lleva años colaborando con oenegés en la materia. Reconoce que existen estructuras legales y formales que permiten la multiculturalidad de España como, por ejemplo, algunas facilidades para obtener nacionalidad que tienen los ciudadanos de países iberoamericanos que tengan lazos familiares con españoles.

 

“Los flujos migratorios en Europa actualmente tienen un destino claro que son los países occidentales europeos, países más ricos donde las expectativas parecen mejores”, explica Nina. Reconoce además que los principales países de origen en el caso de los movimientos migratorios hacia España son Rumanía y Marruecos.

 

 

Desde el año 2011, con el recrudecimiento de la guerra civil en Siria y la expansión de las zonas controladas por el terrorismo del Daesh, los flujos migratorios han cambiado notablemente. Especialmente en Europa, a causa de las oleadas de refugiados que han tratado de traspasar las fronteras del sur del continente. En concreto, en 2016 perdieron la vida 3.800 personas en el mar Mediterráneo tratando de cruzarlo según la agencia de la ONU para los refugiados. Se trata de la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial.  “La respuesta que estamos dando actualmente es insuficiente y no funciona para nada, tendríamos que cambiar bastantes cosas”, se queja Nina. “Para empezar tendríamos que realizar algunas políticas de asilo y refugio que estuvieran basadas en la solidaridad y los principios humanitarios”, continúa. Reclama más cooperación y comunicación entre países, pero también entre instituciones, empresas privadas, oenegés y gobiernos para llegar a la solución de la crisis migratoria.

 

Las próximas elecciones de Francia, donde el Frente Nacional, partido xenófobo parte como favorito en las encuestas, son vitales para tomar el pulso con el que se moverá el continente europeo en los próximos años y, sobre todo, cuál será su respuesta ante el fenómeno de la inmigración. ¿Ganará Marine Le Pen? ¿Se acabará la posibilidad de buscar “una vida nueva” en un lugar distinto del que hayamos nacido? Sólo el futuro lo dirá.

 

Comentarios

Muy interesantes las delcaraciones de Nina. Enhorabuena.

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